viernes, 17 de septiembre de 2010

El Motociclismo llora



Ya han pasado un par de semanas, pero la muerte del joven piloto japonés Shoya Tomizawa (19 años) quedará grabada en nuestras mentes. Un trágico accidente puso fin a su vida durante la pasada carrera de Moto 2 en Misano, cuando sufrió una caída en la que también estuvieron implicados Alex De Angelis y Scott Redding. Más que explicar con palabras lo ocurrido, lo mejor es verlo en imágenes. Imágenes que nos dejan de piedra y traen consigo la cruda realidad: las carreras son también un deporte de riesgo y los fallos pueden pagarse muy caro. Vedlo vosotros mismos en este enlace:




Por desgracia, Shoya Tomizawa no ha sido el único en perder la vida en estas condiciones, pues, una semana antes, el piloto de 13 años, Peter Lenz, también sufrió un mortal accidente en el Red Bull Indianápolis Gp. De forma similar a Tomizawa, Peter fue arroyado por otro piloto tras una caída.

Aún hoy es difícil creer que estas dos promesas se hayan ido. Recuerdo haber visto a Shoya corriendo en Jerez, haciendo una muy buena carrera, por cierto. Y ahora.... ya no está. ¿La maldición de los japoneses? Tal parece si tenemos en cuenta la
s últimas muertes... Abe y Kato.

A todos vosotros, Peter, Shoya, Kato, Abe... ráfagas al cielo!

Y, por otra parte decir.... que menos mal que no siguió el mismo camino Fonsi Nieto, que a punto estuvo de fallecer por una parada respiratoria.

Esta temporada no será recordada precisamente por la más que probable victoria de Jorge Lorenzo, sino por la cantidad de accidentes que ha habido (Rossi, De Puniet, Bautista,...), incluyendo dos mortales (Shoya y Peter).
Sin embargo....

"the show must go on"

martes, 8 de junio de 2010

Un gran piloto se ha "roto"


Sí, lo sé, hace una eternidad que no escribo... Son cosas de los exámenes, que quitan a una el tiempo para hacer otras cosas. Mañana tengo el último (y
el más gordote) así que espero empezar esta semana la crónica de mi viaje a Jerez. No obstante, me llevará un tiempo, porque quiero hacer una buena narración, contando hasta el más mínimo detalle que recuerde. Un Gran Premio de motociclismo no se ve en directo todos los días...y tampoco se cruza España entera con menos de año y medio de carné de moto! Así que...tiempo al tiempo.

De lo que quiero hablar hoy... pues hubiera sido mucho mejor que no hubiese pasado. Y es que, desafortunadamente, un gran campeón ha sufrido una grave lesión. Valentino Rossi ha caído este fin de semana en Mugello, rompiéndose tibia y peroné. Una caída que le ha tenido que doler no sólo física sino también psicológicamente; y es que venía a dar el todo por el todo (¡y vaya si lo ha dado!), su nuevo look y su casco lo demostraban. Como un buen mohicano, había desenterrado su hacha de guerra. Por luchar, por querer demostrar su valía, por orgullo....ha tenido un accidente. Es la primera vez, desde 1996 que empezó en 125 cc, que Rossi se va a perder una carrera (y varias...).
Han pasado un par de días desde el disgusto, y aún hoy tengo el corazón en un puño. Cada día veo imágenes del accidente y su cara....uf, qué voy a contar, refleja un dolor espantoso. Sé que no es lo peor que podría haberle pasado, y sé que en el mundo hay muchísima gente sufriendo y muriendo.... lo sé, y tal vez todo lo que estoy diciendo suene un tanto egoísta. Pero, ¿quién no lo es hoy en día? Valentino es una persona a la que realmente admiro, y a quien desearía conocer (como muchos otros, pensaréis). Lo más cerca que estuve de él fue en el GP de Jerez de este año, y aún así, era tan inalcanzable... No sé, sinceramente, es una sensación difícil de describir. Nunca había admirado tanto a nadie.
Por mucho que pase
el tiempo, jamás podré olvidar su cara tras el accidente. No era necesario siquiera que se quitase el casco para apreciarla. Hizo que se me saltasen las lágrimas. En el box de Yamaha se respiraba el mismo ambiente. Caras desencajadas, de total incredulidad. Me quedé especialmente con las de Uccio (su mejor amigo) y Graziano (su padre). Sobraban las palabras. Otra cosa que me llegó al corazón fue el gesto de Valentino cuando lo subían al helicóptero para llevárselo al hospital de Florencia. Es cierto que llevaría en el cuerpo un buen chute de morfina pero...aún así, tuvo los santos coj**** de sonreír y saludar a las cámaras. Sé que suena un tanto grosero pero...fue lo que primero pensé al verlo (o tal vez lo segundo). ¡Eso sí que es un campeón! ¡Ah! y otra cosa...el hecho de que haya llamado al circuito personalmente fue todo un detalle.

En fin... es probable que se me vea el plumero, y que la gente piense que estoy obsesionada con Rossi, no viendo más allá de sus virtudes. Tal vez sea así, no lo voy a negar. Pero tampoco soy de las que anda insultando al resto de pilotos. Algunos me caen mejor, otros peor...pero los respeto (siempre que ellos respeten) y cuando hacen buenas carreras, lo reconozco. Pero para mí, Valentino siempre será el mejor. Independientemente de que más adelante alguien consiga más victorias que él, para mí no habrá nadie como él. Por ello, y por el desgraciado suceso del sábado, quiero dedicarle estas modestas líneas.

Va a hacerse muy raro no verte las próximas carreras sobre la moto, Vale. Tú eres la razón por la que madrugo lo que haga falta para ver un Gran Premio. Los nervios a flor de piel cada carrera, nunca desaparecen. Es un deleite verte correr, domar esa M1 que tú solo has sacado adelante. Has demostrado que la pericia del piloto es esencial, acallando a los testarudos que decían que ganabas porque tenías la mejor moto. No señor, cuando hiciste el cambio de Honda a Yamaha dejaste bien claro que quien manda es el piloto, no la máquina. Eres la esencia del motociclismo. Por eso, estas carreras no van a ser lo mismo. Se te echará muchísimo en falta, muchísimo. Tu 46 era lo primero en lo que se fijaban mis ojos. Va a ser duro.... pero lo primero es lo primero: tu recuperación. Antes que el Valentino piloto está el Valentino persona. Con paciencia y buenos alimentos, en seguida estarás dando caña de nuevo. Te deseo todo lo mejor de este mundo y, desde aquí, te mando todo todo mi apoyo. Y es que...ya sabes, ¡SENZA VALE NON VALE!