martes, 24 de marzo de 2009

Crónica de la V Kedada de la sangre

Sábado 21 de marzo. A eso de las 8 de la mañana una canción de The Rasmus me hace abrir los ojos y recordar que un intenso día está por venir. Nuevas amistades, unos cuantos kilómetros y aprender de la experiencia hacen que me levante con una sonrisa en la cara.


No hay tiempo que perder; hemos quedado a las 10 en la gasolinera Foro de Gijón y debo asegurarme de que todo está correctamente. Tras las pertinentes acciones mañaneras compruebo la presión de las ruedas de mi Kawasaki Ninja, me visto con el atuendo adecuado, cojo la documentación y me dispongo a salir a la luz del Sol, ansiosa por el reto que me espera.

Poco antes de las 10 llego a Foro y me presento a los miembros de Moteros Astures que ya habían llegado: Marquitos Pierre, Chus, Fran y Bea, Fer, Jonathan, Motete y Cris.... Aún faltaba por llegar Kako, así que aproveché ese tiempo para repostar. Una vez estuvimos todos, iniciamos la marcha rumbo al Hospital de Oviedo para que algunos donaran sangre. A pesar de mi poca experiencia pilotando una moto, los Astures no me dejan atrás y llevan un ritmo bastante asequible para una novata como yo. De vez en cuando pilotan con más brío, distanciándose un poco, pero siempre hay alguien dispuesto a seguir mi ritmo.




Tras un pequeño susto en una rotonda debido a un movimiento brusco de mi moto y unos pocos kilómetros más, llegamos al Centro Comunitario de Tejidos del Hospital de Oviedo. Poco a poco van llegando más componentes del grupo y, mientras unos donan, otros esperamos al aire libre charlando y conociéndonos mejor.




Después de una larga pero amena espera, vamos arrancando motores y preparándonos para la aventura. Lamentablemente, dos de nuestros compañeros no pueden acompañarnos en la ruta: Vespastur y Batanen, quienes sufrieron recientemente un accidente. Afortunadamente, no hay que lamentar importantes daños personales, aunque sus motos no han salido muy bien paradas.

Con Motete como nuestro paparazzi oficial, iniciamos la ruta: Oviedo, Trubia, Tuñón, Villanueva, Proaza, Bárzana de Quirós,y Alto de La Cobertoria. Llegó un momento en el que ignoré los lugares por los que pasábamos, pues iba más pendiente de la moto y de ciertos obstáculos presentes en la carretera, tales como boñigas, piedras o baches. Con los cinco sentidos alerta, sí, pero poco a poco más cómoda sobre la moto. No obstante, esta relajación dio paso a una total tensión cuando vi la pendiente que teníamos que subir antes de seguir la carretera que va por el cordal. "No, no puede ser. Eso no. No no no" decía para mí. Sin embargo, resultó ser más la impresión desde abajo que otra cosa, pues mientras ascendía, la sensación de inclinación no era tan intensa. Pero el sendero que de ahí seguimos no fue nada fácil. Se trataba de un tramo en obras, con el asfalto irregular y cubierto por un polvillo que lo hacía semejante a un rally. Su poca anchura y sus numerosas curvas fueron también las causantes de varios sobresaltos. Finalmente, después de un tiempo que a mí se me hizo eterno, comenzamos a rodar por una carretera más asequible.

Eran las cuatro de la tarde cuando llegamos al Artuxu, parada obligatoria para reponer fuerzas. Allí nos encontramos con Batanen quien, al no disponer de moto, se acercó en coche para compartir la tarde con nosotros. Pote, fabas con jabalí, fabada, picadillo, escalopines, cabritu y postre fueron los protagonistas. No faltó tampoco el cachondeo con Roces y sus sensuales poses, que fueron carne de cañón para los avispados que tenían sus cámaras cerca. Conversación, carcajadas, lágrimas causadas por la risa...todo ello contribuyó a crear un ambiente cálido y agradable.



Tras reposar la comida y pasar Chus la cesta de la "caridad", algunos nos fuimos al Mirador de los Alfilorios a tomar el cafetín. Y he aquí mi despiste: me pasé la entrada del bar y, si no es por Motete que me decía adiós con la mano, sigo de frente toda convencida. También Batanen contribuyó a mi regreso.



Unos minutos después, cuando el Sol ya se había puesto y empezaba a refrescar, emprendimos el camino de vuelta a casa. Kako y Marquitos me acompañaron hasta Gijón, aunque, después de un tiempo, Marquitos se adelantó para hacer unas compras. Así pues, continué con Kako, quien fue testigo de otro susto de los míos: Antes de una rotonda metí primera y la moto me culeó de nuevo. Error que espero no volver a cometer. A la altura de Foro nos despedimos y yo continué hasta casa, donde sólo paré para prepararme antes de volver a marchar.




Un día completo y muy especial. Fue mi primera salida con los Astures, por quienes siento un gran aprecio y gratitud.

De todo corazón os doy las gracias por el día que me hicistéis pasar. ¡No cambiéis nunca!

1 comentario:

  1. ¡¡OH!! Te encontré!

    Joer, yo pensé que solo habáias puesto uan entrada y veo que tienes más :O
    Anda que menudo día que has pasado, me alegro de que se te haya echo ameno el día, menos mal que no te dio por donar porque luego coger la moto...
    Por cierto... veo la lechugita de fondo... como brilla xD

    Nos vemos mañana en clase, neurociencias a primera!! que gran asignatura.. jaja xD

    Beoss!!
    PD: Me he echo seguidora tuya xd

    ResponderEliminar